
El personaje principal parece atrapado en una eterna adolescencia de la que no acaba de conseguir salir. Una etapa llena de reproches hacia los padres, hacia la educación recibida, hacia el mundo que le rodea, incomprensible y extraño. Eva intenta superar al fin esa etapa para poder afrontar la maternidad desde un punto de partida maduro, que acaba por no ser más que una mediocre aceptación (casi cobarde) de la realidad en que se encuentra sin llegar a atreverse a introducir el certero e imprescindible bisturí que la salvaría. Eva está anclada en los reproches hacia todo el mundo, haciendo responsables de sus errores, de sus defectos, de sus problemas a factores siempre (o casi siempre) ajenos a sí misma. Finalmente alcanza una cierta conciliación con su propia historia y decide que esos reproches no le llevan a nada, que no la dejarán seguir creciendo. Pero sólo los ignora, no acaba de comprender que cada ser humano es responsable de sí, sean cuales sean sus circunstancias.
3 comentarios:
Parece interesante. Me da algo de vergüenza pero nunca he leído a Lucía Etxevarria, a ver si lo hago.
Me alegro que retomes el blog, aunque supongo que es lo de siempre, la falta de tiempo.
Te he contestado lo que me preguntabas en mi blog, en el espacio de mensajes. Espero te funcione, ya me contaras.
Un beso
Probando, probando, espero salgan mis lápices de colores.
Un besazo
Que planchazo, no sale.
Publicar un comentario